Según, Jorge Henn, Noelia Chiementín y Carlos Suárez, la norma se funda en “una inquietud de diferentes usuarios del transporte público que con sorpresa se encuentran que, a diferencia de lo que venía ocurriendo hasta hace unos días, si hoy se pretende utilizar una tarjeta prepaga con saldo insuficiente para abonar el costo del boleto y completar la diferencia con monedas, el valor del mismo es el de la tarifa plana y no el previsto por el sistema prepago”.
“Esta circunstancia es de una marcada injusticia, no solo porque no está establecida esta posibilidad y el cambio, entendemos, se da por la sola voluntad de las operadoras, sino porque además no se establece ningún criterio diferenciador, es decir, no pueden ser tomadas como iguales situaciones donde el saldo de la tarjeta represente un porcentaje mayor del precio del boleto y donde la incidencia del saldo es minúscula”, concluyen los ediles.